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CIUDADANÍA ITALIANA POR ORIGEN Y ADQUIRIDA: ¿qué cambia con el Decreto de Ley 36?

CIUDADANÍA ITALIANA POR ORIGEN Y ADQUIRIDA: ¿QUÉ CAMBIA CON EL DECRETO DE LEY 36?

Si estás pensando en comenzar tu proceso para obtener la ciudadanía italiana, es fundamental que comprendas desde el inicio qué tipo de ciudadanía podrías reclamar.

Uno de los temas más debatidos en el derecho de nacionalidad es la forma en que una persona adquiere la ciudadanía. No se trata simplemente de una clasificación jurídica, sino de una cuestión profundamente conectada con la identidad, los derechos individuales y la pertenencia a una comunidad nacional.

¿Una persona nace siendo ciudadana, o lo es solo cuando realiza una solicitud formal? Esta interrogante tiene repercusiones prácticas muy concretas para quienes buscan el reconocimiento de la ciudadanía italiana por descendencia.

Aquí te explico cómo funciona el principio del ius sanguinis y cómo el Decreto de Ley 36/2025 (Decreto Tajani) busca transformar este sistema, generando un nuevo escenario legal que, de ser aprobado, podría cambiar las reglas para la mayoría de los solicitantes.

Si estás buscando orientación confiable, esta lectura te aportará una visión crítica, precisa y actualizada. Porque cuando se trata de ciudadanía italiana, lo que está en juego no es solo un trámite: es tu herencia, tu identidad y tu futuro.

Tabla de contenidos:

CIUDADANÍA ITALIANA ¿ORIGINARIA O ADQUIRIDA?: claves para entender el nuevo escenario jurídico

CIUDADANÍA ITALIANA ¿ORIGINARIA O ADQUIRIDA?: claves para entender el nuevo escenario jurídico

En tiempos donde el concepto de ciudadanía vuelve a ocupar el centro del debate público y legislativo, es fundamental detenerse a analizar cómo los diferentes marcos normativos definen quién pertenece —y bajo qué condiciones— a una comunidad nacional. Italia no es la excepción.

La forma en que se accede al estatuto de ciudadano italiano ha sido, desde siempre, un tema de enorme sensibilidad, tanto en el plano jurídico como en el social.

Este interés se ha intensificado con la reciente presentación del Decreto de Ley 36/2025, impulsado por el ministro Antonio Tajani, que plantea una transformación estructural en la forma en que se reconoce la ciudadanía italiana, especialmente para los descendientes de connacionales en el extranjero.

Más allá de los aspectos técnicos, la iniciativa reabre una discusión de fondo: ¿la nacionalidad es una herencia que se transmite naturalmente o un vínculo que debe ser construido y demostrado con el tiempo? Este interrogante cobra especial relevancia para millones de personas que hoy podrían tener derecho a la ciudadanía italiana sin saberlo.

En este nuevo contexto, comprender cómo se configura el derecho a ser reconocido como ciudadano —según las distintas categorías jurídicas y los criterios que propone el nuevo decreto— es mucho más que un ejercicio teórico: es una herramienta vital para tomar decisiones estratégicas y ejercer un derecho que, si no se activa a tiempo, podría perderse.

¿QUÉ SE ENTIENDE POR CIUDADANÍA ITALIANA ORIGINARIA?: cambios con el Decreto de Ley 36

¿QUÉ SE ENTIENDE POR CIUDADANÍA ITALIANA ORIGINARIA: cambios con el Decreto de Ley 36

En derecho, una persona puede convertirse en ciudadana de un país de dos formas principales: desde el nacimiento o más adelante, a lo largo de su vida. Esta diferencia es clave, ya que implica situaciones jurídicas muy distintas.

En el caso, de Italia cuando la ciudadanía se reconoce desde el momento del nacimiento, hablamos de ciudadanía originaria. Esta puede basarse en dos criterios:

Dos criterios:

Ius sanguinis (derecho de sangre): se aplica cuando una persona nace de padre o madre ciudadanos de un Estado. No importa en qué país nace el hijo; lo que importa es el vínculo de sangre. Este es el principio que sigue Italia: la nacionalidad se transmite de generación en generación, siempre que se cumplan ciertos requisitos legales.

✅Ius soli (derecho de suelo): también conocida como ciudadanía posterior o derivada reconoce como ciudadano a quien nace dentro del territorio del país, sin importar la nacionalidad de los padres.

Tanto el ius sanguinis como el ius soli dan lugar a una ciudadanía originaria, porque la persona se considera ciudadana desde el nacimiento. También se acostumbra a referirse a la distinción terminológica entre: ciudadanía primaria, resultante del hecho natural del nacimiento.

Es de aclarar que, lo que determina si una persona es ciudadana italiana por origen no es la normativa actual, sino la que estaba vigente el día en que ocurrió ese nacimiento.

Así lo confirma el artículo 20 de la Ley Nº 91/1992, que protege este principio al evitar que cambios posteriores en la ley alteren derechos ya adquiridos.

Comprender este detalle es esencial, sobre todo hoy, en el contexto del Decreto de Ley 36/2025 (Decreto Tajani), que busca reformar los criterios para el reconocimiento de la ciudadanía italiana por descendencia.

Este proyecto plantea limitar el acceso a quienes puedan demostrar una conexión más cercana con Italia, lo que podría afectar a muchos descendientes que hoy tienen derecho a la ciudadanía originaria por ius sanguinis, pero aún no la han reclamado.

Sin embargo, este concepto —que parecía sólido e incuestionable— ahora está bajo revisión.

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¿QUÉ ES LA CIUDADANÍA ITALIANA ADQUIRIDA?: ¿Se verá afectada por el Decreto Ley 36?

¿QUÉ ES LA CIUDADANÍA ITALIANA ADQUIRIDA?

En el sistema jurídico italiano, la ciudadanía secundaria —también llamada ciudadanía adquirida— es aquella que no se reconoce desde el nacimiento, sino que se obtiene más adelante en la vida, a través de un acto voluntario del interesado.

A diferencia de la ciudadanía originaria, que surge automáticamente por vínculos de sangre (ius sanguinis), la adquirida requiere un procedimiento legal y una evaluación por parte del Estado.

Italia regula esta forma de ciudadanía a través de distintos supuestos previstos en la Ley N.º 91 de 1992, que establece quiénes pueden acceder a la nacionalidad italiana y en qué condiciones.

Algunos de los principales casos en los que puede adquirirse la ciudadanía italiana en Italia son:

4 formas de obtener la ciudadanía italiana por esta vía:

  • Matrimonio (iure matrimonii): un extranjero (a) casado (a) con un ciudadano italiano (a) puede solicitar la ciudadanía italiana. Los requisitos varían según la residencia: después de 2 años de matrimonio con residencia legal en Italia, o después de 3 años de matrimonio si reside en el extranjero. Además, se requiere un cierto nivel de conocimiento del idioma italiano (nivel B1).
  • Naturalización (iure residentiae): Un extranjero (a) que reside legalmente en Italia durante un cierto período de tiempo puede solicitar la ciudadanía italiana. El período de residencia requerido varía: 4 años para ciudadanos de la Unión Europea y 10 años para ciudadanos no europeos. Se requiere demostrar integración en la sociedad italiana, conocimiento del idioma y medios económicos suficientes.
  • Adopción: un menor extranjero adoptado por ciudadanos italianos generalmente adquiere la ciudadanía italiana.
  • Declaración de voluntad (para nacidos y residentes en Italia): un extranjero (a) nacido (a) en Italia y que ha residido allí legalmente sin interrupción hasta la mayoría de edad (18 años) puede declarar su voluntad de adquirir la ciudadanía italiana dentro de un año después de cumplir los 18 años.

En todos estos supuestos, el proceso no es automático: la ciudadanía se adquiere sólo cuando se completan los requisitos exigidos y el Estado italiano otorga formalmente la concesión.

Hasta ese momento, la persona no goza de los derechos y deberes vinculados al estatus de ciudadano italiano.

Es de aclarar que:

La ciudadanía italiana adquirida no se ve afectada por el Decreto Tajani 36/2025, ya que el contenido de esta reforma se enfoca únicamente en limitar y reglamentar el reconocimiento de la ciudadanía por descendencia (ius sanguinis).

Es decir, el decreto no modifica las condiciones para obtener la ciudadanía por voluntad propia ni los procesos activos de integración.

Por tanto, quienes ya obtuvieron la ciudadanía por vías adquiridas, o están en proceso conforme a la normativa vigente, no corren riesgo ni verán alterado su estatus jurídico.

Si esta reforma avanza, muchas personas que hoy podrían acceder a la ciudadanía por origen deberán considerar la vía de la ciudadanía adquirida, que implica más tiempo, condiciones más estrictas y una evaluación caso por caso.

Por ello, comprender con claridad el concepto de ciudadanía secundaria en Italia es esencial para quienes no cuentan con un derecho por ius sanguinis fácilmente demostrable, pero desean formalizar su pertenencia a la comunidad nacional italiana a través de una vía legal, voluntaria y plenamente legítima.

La ciudadanía italiana originaria o adquirida y el cambio de rumbo que plantea el Decreto Tajani, la ciudadanía italiana originaria enfrenta nuevas barreras.

En este contexto, contar con asesoramiento especializado no es opcional, es clave para no quedar fuera por una cuestión técnica.

La diferencia entre ser reconocido como ciudadano o perder ese derecho puede depender de una sola decisión tomada a tiempo. Si tu caso está en riesgo, estamos listos para acompañarte con estrategia y precisión.


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