
Cuando escuchás hablar del Proyecto de Ley 2613 que busca endurecer la ciudadanía italiana por naturalización, es normal que, como descendiente de tercera generación o posterior, te preguntes, si esta reforma pueden terminar afectando tu camino hacia la obtención de tu ciudadanía por esta vía.
Y la verdad es que sí: aunque el proyecto apunta a endurecer la naturalización, también revela un clima político que exige que vos, que venís de una línea italiana más alejada en el árbol genealógico, actúes con estrategia y claridad.
Hoy te explico, ¿Por qué Italia está ampliando requisitos, controles y revocaciones para naturalizados?; y ¿Por qué el ius sanguinis, incluso para bisnietos, tataranietos y generaciones posteriores, sigue siendo el camino más legítimo y firme?
Como asesor, quiero que entiendas que tu oportunidad existe, pero no es infinita: ante esta infame propuesta de ley, que endurece caminos y levanta barreras para quienes buscan naturalizarse, la vía judicial se convierte en el terreno más firme para luchar por el reconocimiento de tu ciudadanía por ius sanguinis.
No dependés de cupos, no dependés de criterios políticos cambiantes ni de filtros discrecionales; dependés de tu linaje, de tus documentos y de un juez que aplica el derecho, no la ideología del momento.
CIUDADANÍA ITALIANA POR NATURALIZACIÓN: ¿DE QUÉ TRATA EL PROYECTO DE LEY 2613?
Imaginá por un momento la escena: mientras contemplás la idea de irte para Italia y apuntar a la naturalización aparece en los titulares el nombre de Jacopo Morrone. Para muchos descendientes, es solo un diputado más.
Pero para quienes entendemos el panorama político italiano, sabemos que Morrone es un referente de La Liga, el partido de Matteo Salvini, famoso por su postura estricta en materia de inmigración y seguridad.
La Liga no oculta su enfoque: asumir el control de quién entra, quién se queda y quién puede considerarse “verdaderamente” italiano.
Por eso, cuando este partido impulsa un proyecto de ley, como el 2613, la lógica detrás es clara y directa: la ciudadanía por naturalización debe ser un filtro, no un puente.
Morrone lo sintetiza sin rodeos: solo debe naturalizarse quien demuestre ser “merecedor” de la ciudadanía.
Y para demostrarlo, el proyecto convierte un proceso que ya es lento y fragmentado en una verdadera carrera de obstáculos.
Nuevos requisitos propuestos:
- Residencia más larga: si naciste en Italia y cumplís 18, ahora no basta con “haber vivido allí”. Te pedirán 4 años de residencia continua en vez de 2, como si quisieran asegurarse de que realmente nunca te fuiste.
- Prueba de integración: además deberás pasar un examen que mide cuánto entendés las leyes, las reglas y cómo funciona Italia. No alcanza con haber crecido allí: quieren ver si “te integraste de verdad”.
- Italiano B1 reforzado: el examen de idioma sigue siendo obligatorio, pero ahora con controles más estrictos, como si quisieran comprobar que podés manejarte sin dudas en cualquier situación cotidiana.
- Sin antecedentes, ni de menor: cualquier proceso o condena, incluso de cuando eras menor, puede frenar tu solicitud. La idea es dejar pasar solo a quien tenga un historial absolutamente limpio.
A esto se suman normas casi imposibles para la reunificación familiar:
- Ingresos triplicados: ahora no basta con “poder mantenerse”. El Estado quiere ver ingresos mucho más altos, como si dijera: “traé a tu familia solo si podés sostenerlos sin ayuda en absoluto.”
- Seguro médico obligatorio para todos: cada integrante debe contar con cobertura completa, dejando claro que Italia no quiere asumir ningún costo sanitario.
- Exclusión de quienes sean “carga social”: si una persona podría necesitar apoyo económico o asistencia pública, directamente no podrá entrar. Es un filtro que busca evitar cualquier riesgo para el sistema social.
- Aplicación de las normas “anti-maranza”: son medidas que ponen una lupa sobre jóvenes de segunda generación considerados conflictivos, como si el Estado dijera: “si representás riesgo, no avanzás”.
Medidas duras que refuerzan cuánto se está cerrando la puerta de la naturalización.
Todo empaquetado en lo que ellos llaman paquete de seguridad 2, una iniciativa diseñada para “proteger la ciudadanía” ante el mundo, pero que en la práctica restringe derechos, limita accesos y transmite un mensaje inequívoco: la naturalización no es bienvenida salvo para quien supere filtros cada vez más severos.
PROYECTO DE LEY 2613: CIUDADANÍA ITALIANA POR NATURALIZACIÓN VS IUS SANGUINIS
¿Por qué es importante no confundir “naturalización” con “ciudadanía por descendencia”? Porque cada año veo descendientes que, cansados de esperar, terminan creyendo que la naturalización es “una alternativa más rápida”.
Error fatal. ❌
La naturalización es más lenta, discrecional, política y, como muestra el Proyecto de Ley 2613, cada vez más pesada. Y no te da la misma estabilidad.
La ciudadanía por ius sanguinis, en cambio:
- No prescribe
- No depende de residencias prolongadas.
- No exige demostrar “mérito”, solo demostrar genealogía.
- No puede ser revocada por delitos futuros.
Y, sobre todo: es la única vía que reconoce tu herencia italiana. Italia puede discutir naturalizaciones, pero no puede discutir tu origen.
¿Qué significa esto para vos como descendiente de italianos?
Significa algo muy simple: tu derecho por ius sanguinis es hoy más valioso que nunca.
Mientras la naturalización se transforma en una carrera de obstáculos, tu ciudadanía por descendencia sigue basándose en un principio que Italia decidió NO tocar:
👉 El derecho de sangre se transmite. No se concede. Se reconoce.
Esto quiere decir que:
- No necesitás vivir años en Italia para obtenerla.
- No necesitás aprobar un examen de leyes italianas.
- No te pueden pedir demostrar “integración”, porque tu linaje es la integración.
- No pueden revocarte la ciudadanía por condenas futuras.
- No pueden evaluarte como posible “carga social”.
Lo que buscás no es una “gracia” del Estado. Es un acto de reconocimiento de una identidad que ya es tuya, aunque no tengas aún el pasaporte en la mano.
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¿QUÉ ESPERAR DEL PROYECTO LEY 2613 COMO DESCENDIENTE DE ITALIANOS?
Si estabas esperando “el momento ideal” para iniciar tu proceso, este es el mensaje: el momento es ahora.
La política italiana está demostrando que su prioridad no es facilitar accesos, sino poner filtros.
Y aunque el ius sanguinis no está en la mira en este proyecto 2613, la centralización de expedientes en Roma, la sobrecarga administrativa y el clima legislativo indican que los tiempos para el reconocimiento van a volverse más largos y burocráticos.
No se trata de entrar en pánico. Se trata de ser inteligente.
Este proyecto busca endurecer el camino por residencia. Tu camino es otro. Y es infinitamente más sólido
Este tipo de proyectos, aunque no tocan el ius sanguinis, revelan el rumbo político de Italia. Revelan un país que endurece todo lo que depende de voluntad estatal.
Pero también revelan una verdad clave: el único camino que no pueden restringir es el tuyo, el del derecho de sangre.
Mientras la naturalización es un terreno inestable, dependiente del humor político del momento, el ius sanguinis es otra cosa: es historia, es genealogía, es identidad.
Nadie tiene que evaluarte, examinarte o decidir si “merecés” ser italiano. Tus documentos hablan. Tu linaje habla.
Y por eso, en un contexto donde la política quiere seleccionar, filtrar y condicionar quién puede integrarse a Italia, la vía judicial por ius sanguinis se convierte en el camino más firme, más coherente con tu historia y, sobre todo, más resistente a reformas como esta.
Porque mientras La Liga decide quién merece entrar por la puerta de la naturalización, vos tenés algo que ningún partido puede quitarte: el derecho de volver a entrar por la puerta grande de tu familia.
Si querés iniciar tu proceso, podemos acompañarte en cada etapa para que tu ciudadanía sea reconocida sin obstáculos.
Desde la reconstrucción genealogía hasta la vía judicial, te guiamos con precisión, estrategia y experiencia real, para que no pierdas tiempo ni oportunidades y tu derecho por ius sanguinis sea finalmente reconocido.
¡Transforma tu futuro ahora!
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