
El Senado Italiano es el escenario de importantes intervenciones en el marco del debate sobre el nuevo Decreto Ley n° 36 de ciudadanía italiana, que busca redefinir profundamente las condiciones para el reconocimiento por iure sanguinis.
Este proceso de revisión legislativa comenzó oficialmente el 8 de abril de 2025, con la apertura de una serie de audiencias y plenarias dedicadas exclusivamente a analizar las implicancias del proyecto.
Estas sesiones tienen como objetivo recoger opiniones técnicas, jurídicas y sociales sobre las nuevas restricciones propuestas, y han contado con la participación activa de representantes institucionales y de la comunidad italiana en el exterior.
Sus voces expresan las inquietudes, esperanzas y propuestas concretas para que la ciudadanía italiana no pierda su esencia: ser un puente vivo entre Italia y sus hijos en el mundo.
En este contexto, es fundamental que vos, como descendiente de italianos, estés informado. Por eso, debes conocer:
🔹 Las intervenciones clave realizadas ante el Senado,
🔹 Quiénes están participando activamente en las plenarias y comisiones,
🔹 Los puntos de vista que están dando forma a la ley,
🔹 Y qué aspectos podrían afectar directamente tu derecho a la ciudadanía.
Te invito a conocer sus palabras, argumentos y propuestas. Porque lo que se decida en los proximos dias en Roma puede determinar tu futuro y el de miles de familias con raíces italianas.
REFORMA A LA CIUDADANÍA ITALIANA: ENMIENDAS CLAVES Y PRÓXIMOS PASOS LEGISLATIVOS
El Decreto-Ley 36 que modifica el acceso a la ciudadanía italiana por ius sanguinis ha generado un intenso debate en el Parlamento.
Tras el cierre del plazo para presentar enmiendas el 16 de abril, los partidos políticos se preparan para la etapa de votación en el Senado, que comenzará el 23 de abril.
El texto será debatido en el plenario entre el 6 y 8 de mayo 2025 y, si es aprobado, pasará a la Cámara de Diputados para su ratificación definitiva.
Enmiendas más relevantes
Algunas propuestas buscan suavizar el alcance restrictivo del decreto. Entre las más destacadas se encuentran:
✅ Eliminar el requisito de “nacido en Italia”: se propone que la ciudadanía pueda transmitirse también desde un antepasado italiano que haya nacido en el extranjero, siempre que haya residido al menos dos años en Italia antes del nacimiento del descendiente. Esto permitiría mantener la cadena generacional sin interrupciones en muchos casos.
✅ Incluir a bisnietos bajo ciertas condiciones: algunas enmiendas proponen permitir el acceso a la ciudadanía a bisnietos si demuestran un conocimiento del idioma italiano equivalente al nivel B1 o si acreditan un vínculo cultural con Italia.
✅Proteger los trámites ya iniciados: partidos democráticos ha impulsado enmiendas para garantizar que los expedientes presentados antes del 27 de marzo de 2025 no se vean afectados por los cambios, y para ampliar derechos de hijos de italianos nacidos en el extranjero.
Críticas al decreto
Diversos sectores han manifestado su oposición al decreto. Entre las principales críticas se destacan:
✅ Inconstitucionalidad: algunos legisladores, señalan que el texto vulnera principios constitucionales al establecer diferencias entre quienes nacieron en Italia y quienes no, generando una suerte de “ciudadanos de primera y segunda clase”.
✅Centralización excesiva: se cuestiona la creación de una oficina única en Roma para gestionar todos los trámites de ciudadanía, ya que podría limitar el acceso para millones de descendientes en el exterior, especialmente en América Latina.
¿Qué sigue en el proceso legislativo?
- 23 de abril: comienza la votación de las enmiendas en el Senado.
- 6 al 8 de mayo: debate final en el plenario del Senado.
- Luego pasará a la Cámara de Diputados, donde se definirá su aprobación definitiva.
- 28 de mayo: es la fecha límite para convertir el decreto en ley; de no aprobarse, perderá validez.
Movilizaciones
Mientras tanto, distintas organizaciones de descendientes de italianos ya han anunciado una movilización en Roma el 3 de mayo, con el objetivo de presionar por la modificación del texto original y asegurar un acceso más justo e inclusivo a la ciudadanía italiana.
Las intervenciones que sostuvieron algunos personajes de la vida política en Italia te las presento a continuación.
ALCALDE CAMILLO DE PELLEGRIN Y SU INTERVENCIÓN EN EL SENADO ITALIANO DEL 10 DE ABRIL

Camillo De Pellegrin es el alcalde de Val di Zoldo, un pequeño municipio de montaña ubicado en la provincia de Belluno, en la región del Véneto, al norte de Italia.
De sus propias palabras, en los últimos años, Val di Zoldo se ha convertido en un destino frecuente para descendientes de italianos nacidos en el extranjero (oriundi) que viajan a Italia para solicitar la ciudadanía.
En este contexto, De Pellegrin en la audiencia pública, junto con Alina Maier, responsable del área administrativa del municipio expusieron ante la Comisión de Asuntos Constitucionales las dificultades que atraviesa Val di Zoldo por el creciente número de solicitudes de ciudadanía.
El alcalde defendió que la ciudadanía italiana no debe limitarse a un trámite rápido, sino que debe estar vinculada a la residencia efectiva y a la integración real en el territorio.
Al respecto, expresó:
“Para obtener la ciudadanía italiana debe haber un vínculo estable con el territorio. Una ciudadanía que no se obtiene solo con la llegada, sino con una residencia real.
Porque si bien es cierto que en muchas partes del mundo hay un fuerte vínculo con Italia, hay que reconocer que en otros casos los vínculos son ficticios”.
De Pellegrin insistió en la necesidad de revisar las actuales reglas para el reconocimiento de la ciudadanía italiana por descendencia.
Señaló que el sistema vigente ha favorecido prácticas que desvirtúan el verdadero sentido de pertenencia a la comunidad italiana, permitiendo que muchos descendientes se establezcan en Italia solo por el tiempo mínimo necesario para completar el trámite, sin un compromiso real con el país.
Fue en este contexto que expresó con firmeza:
“Hemos logrado hacer entender a los más altos niveles de la política que el tema de la ciudadanía italiana merece una gran atención. No se puede seguir regalando como en el pasado”.
El alcalde también hizo referencia a los orígenes del problema, señalando que fue la normativa vigente la que generó un escenario poco equilibrado en la gestión de la ciudadanía por descendencia.
En su opinión, las reglas actuales abrieron la puerta a un fenómeno que terminó convirtiéndose en un negocio, donde el vínculo con Italia queda reducido a una cuestión meramente burocrática y temporal.
Al respecto, fue contundente al afirmar:
“Es la ley la que creó el negocio y permitió que el creador, que en la genealogía tuvo que remontar muchas generaciones hasta encontrar un poco de sangre italiana, viniera a Italia y se estableciera solo por el tiempo necesario para ver aprobada su propia práctica”.
En su exposición, De Pellegrin también destacó la importancia de impulsar políticas que promuevan el retorno de los descendientes de italianos que realmente deseen integrarse y formar parte activa de las comunidades locales.
En este sentido, el alcalde dejó en claro su visión:
“Esta provincia y este país necesitan gente. Esto se puede lograr con más nacimientos o con el retorno de los descendientes de los oriundi, a quienes se les debe otorgar una ruta preferencial. Pero estoy hablando de retorno y estabilidad, no de un boleto para obtener un documento que no acredita la pertenencia a un estado, que es una comunidad, sino solo la posesión de un certificado”.
Su exposición, respaldada por Alina Maier, reflejó la experiencia del municipio y su desafío ante el creciente número de solicitudes, defendiendo un modelo de ciudadanía basado en el arraigo, la residencia estable y la integración real en la comunidad.
INTERVENCIÓN SALVATORE LAGANÁ EXPRESIDENTE DEL TRIBUNAL DE VENECIA DÍA 09 DE ABRIL 2025

Con una extensa trayectoria en el ámbito judicial italiano, Laganà se ha convertido en una de las voces más autorizadas y respetadas en el debate sobre la ciudadanía italiana por descendencia.
Su experiencia al frente de uno de los tribunales más saturados del país —donde se concentra más del 40% de los juicios de ciudadanía— le otorga una perspectiva privilegiada para analizar las consecuencias jurídicas, sociales y administrativas del nuevo Decreto Ley 36/2025.
En palabras de Lagana:
El Tribunal de Venecia se ha convertido en un caso totalmente excepcional dentro del sistema judicial italiano por el altísimo número de procedimientos vinculados al reconocimiento de la ciudadanía italiana iure sanguinis.
Desde la entrada en vigor de la Ley delegada N° 206/2021, que redistribuyó la competencia territorial de estos juicios en función del lugar de nacimiento del ancestro italiano, el tribunal ha registrado un incremento anormal de causas.
A junio de 2024, los procesos de ciudadanía representaban el 76,30% de todos los expedientes pendientes de la Sección Especializada en Inmigración y Protección Internacional de Venecia.
Esto no solo alteró el equilibrio del tribunal, sino que también impactó de lleno en el litigio civil ordinario, afectando su funcionamiento general.
A marzo de 2025, las cifras son contundentes: se han inscrito 36.299 procedimientos de ciudadanía, de los cuales solo 7.254 fueron resueltos, quedando aún pendientes 29.045.
Este fenómeno convierte al Tribunal de Venecia en el epicentro del contencioso de ciudadanía en Italia, concentrando el 41,3% de todos los procesos de este tipo a nivel nacional, un porcentaje que supera ampliamente a tribunales como Nápoles, Milán o Roma.
Además, la complejidad de los expedientes —donde una misma causa puede incluir entre 10 y 75 solicitantes pertenecientes a la misma línea de descendencia— incrementa la carga de trabajo de los magistrados y eleva considerablemente el riesgo de errores y demoras en la resolución de los casos.
De manera general Lagana presenta las razones del fenómeno
El fenómeno que vive actualmente el Tribunal de Venecia tiene su origen en un cambio legislativo que buscó descongestionar al Tribunal Civil de Roma, pero que generó un efecto no previsto.
de la Ley delegada N° 206/2021, la mayoría de los juicios por ciudadanía italiana iure sanguinis se presentaban en Roma, por ser la sede del Ministerio del Interior.
Sin embargo, desde junio de 2022, las nuevas reglas establecen que estos procesos debían tramitarse en el tribunal correspondiente al municipio de nacimiento del ancestro italiano.
Este cambio, que pretendía equilibrar la distribución de las causas a nivel nacional, terminó trasladando el problema a regiones del norte de Italia con fuerte tradición migratoria, como el Véneto, saturando por completo los tribunales locales.
El caso de Venecia es especialmente crítico porque esta región fue, históricamente, una de las mayores cunas de emigrantes italianos hacia Sudamérica, principalmente hacia Brasil y Argentina.
Según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores, el Véneto lideró el éxodo migratorio italiano desde finales del siglo XIX, lo que explica que millones de descendientes de italianos hoy recurran a sus tribunales para reclamar la ciudadanía.
A este interés cultural y familiar, se suma un fuerte incentivo práctico: obtener la ciudadanía italiana representa beneficios concretos, como la libre circulación en Europa y la posibilidad de acceder a programas internacionales como el Visa Waiver Program de Estados Unidos, del cual Brasil aún no forma parte.
Aspectos jurídicos
Desde el punto de vista jurídico, el aumento de procedimientos por ciudadanía italiana en los tribunales se explica por varias razones clave.
La Ley N.º 91/1992 no exige agotar la vía administrativa antes de acudir a la justicia, lo que ha dado lugar a un sistema de “doble carril” que permite a los solicitantes iniciar directamente acciones judiciales, contribuyendo así a la sobrecarga de los tribunales.
Además, existen fundamentos jurídicos sólidos para actuar judicialmente: desde rechazos administrativos hasta casos de descendencia femenina anteriores a 1948 o demoras consulares superiores a 730 días.
A nivel probatorio, el solicitante debe demostrar el vínculo sanguíneo con el ascendiente italiano y la transmisión continua de la ciudadanía, mientras que el Estado solo puede oponerse acreditando una pérdida voluntaria y documentada de esa ciudadanía.
La Corte de Casación ha ratificado que no se puede presumir dicha pérdida, reforzando así la protección del derecho iure sanguinis frente a interpretaciones restrictivas.
INTERVENCIÓN DEL DR. MICHELE MÓNACO

Gracias, presidente, gracias honorables senadores. Hablo en nombre del ente, gracias sindical patronal de los formadores y de los entes de formación profesional y alta formación universitaria legalmente reconocidos.
En específico, quiero intervenir naturalmente sobre el texto del proyecto de ley 1432. He leído con atención la valiosa relación técnica de acompañamiento al Deccreto de Ley en cuestión.
Considero que es particularmente puntual y adecuada, sobre todo cuando en el capítulo cuarto delinea los aspectos derivados del reconocimiento de la ciudadanía italiana por iure sanguinis.
Me congratulo con el ministro de Asuntos Exteriores, el honorable Antonio Tajani, por el trabajo realizado con ocasión del reconocimiento de los derechos de ciudadanía.
Hoy debo evidenciar que el decreto ley en examen suscita algunas críticas significativas de constitucionalidad que merecen urgente atención.
En particular respecto a la medida del contingente de solicitudes de reconocimiento de la ciudadanía italiana iure sanguinis.
La Constitución italiana, específicamente en el artículo 3 y más ampliamente en el artículo 22, establece principios fundamentales de igualdad y tutela de la identidad personal, prohibiendo discriminaciones basadas en elementos arbitrarios como el número máximo de solicitudes admitidas o el límite temporal para la aceptación de las mismas.
En el texto del decreto ley, la introducción de una limitación temporal predeterminada para la aceptación de las solicitudes corre el riesgo de violar abiertamente tales principios.
Tal contingente implica que, superado el límite fijado, las solicitudes adicionales sean automáticamente rechazadas o postergadas por tiempo indefinido, configurando una injustificada restricción numérica.
Esto se justifica en el texto por la dificultad de las oficinas consulares para gestionar el elevado número de solicitudes recibidas respecto a su capacidad operativa.
No obstante, la limitación temporal de las solicitudes podría lesionar el derecho de ciudadanía como derecho subjetivo perfecto, imprescriptible e indisponible, ya reconocido por la Corte Suprema de Casación en sección unida, número 25317 de 2022, según la cual el status civitatis adquirido iure sanguinis tiene naturaleza permanente y no sujeta a contingentes arbitrarios o administrativos.
Se señala además que la determinación de limitaciones temporales y numéricas corre el riesgo de contradecir el artículo 24 de la Constitución relativo a la tutela jurisdiccional de los derechos, introduciendo un obstáculo burocrático tal que comprima de manera significativa y potencialmente irreversible el ejercicio del derecho de ciudadanía reconocido y garantizado constitucionalmente.
Me parece necesario señalar estas reflexiones mías desde un punto de vista jurídico, pero también desde un punto de vista fáctico debo manifestar mi experiencia personal en América Latina.
Tuve el honor de acompañar una delegación internacional en Argentina junto a honorables diputados y senadores italianos.
Tal experiencia consolidó en mí, hijo de emigrante, el conocimiento de los hijos de nuestros connacionales, arraigados en sus tradiciones y en el recuerdo de una Italia que, lamentablemente, ya no existe.
Sí, lamentablemente, en la circunstancia actual ya no existe, pero existe empíricamente en su recuerdo, mejor dicho, en el recuerdo de sus ancestros, transmitido a la posteridad.
Para estos, Italia es sinónimo de belleza, las tradiciones son vistas como referentes prácticos. Las escuelas italianas paritarias son forjas de cultura y puntos de referencia, un faro cultural, un precio obligado a pagar para enseñar a sus hijos la lengua y la cultura italiana.
Estamos hablando más o menos de 400 a 500 euros o dólares al mes de matrícula. Es un costo que están dispuestos a pagar con el fin de preservar la memoria de la mejor tradición italiana.
Visitando estas escuelas paritarias, tuve la oportunidad de sorprenderme y maravillado descubrí a niños de preescolar cantando a nuestra delegación la canción de Rino Canterino en un italiano perfecto.
Fui interrogado por una niña de primaria sobre qué solemos hacer nosotros en la jornada nacional dedicada a Dante Alighieri. Bueno, tuve dificultad para responder a esa niña, a pesar de conocer las disposiciones ministeriales para esa ocasión.
Simplemente no quería traicionar sus expectativas, así que respondí lacónicamente: “El 25 de marzo celebramos al sumo poeta con eventos, representaciones y momentos de reflexión sobre sus obras.” Pero me habría gustado añadir mucho más, aunque habría mentido.
Y aún no se sorprendan si en secundaria de segundo grado oyen recitar el 5 de mayo, el sábado del pueblo, A Silvio, algún terceto de endecasílabos extraídos del infierno dantesco.
No nos sorprendamos si oímos que un inmigrante italiano pensó en construir la Bolsa de Buenos Aires, si más del 50% de sus presidentes son de origen italiano, incluso el actual presidente es de origen italiano, su vicepresidente también.
El actual gobernador de la ciudad metropolitana de Buenos Aires, el doctor Macri, es hijo de un gran doctor italiano que trabajaba en el hospital italiano fundado por migrantes italianos en 1853.
Y aún no nos sorprendamos si el exrector de la segunda universidad más grande de toda América Latina es de origen italiano, el profesor Barbieri —perdón, Barbieri.
Si la prestigiosa Universidad de Belgrano fue fundada por italianos, el presidente del Com.It.Es. (Comité de Italianos en el Exterior), la asociación de italianos en el extranjero, firma los certificados de competencia cultural italiana precisamente en esta universidad.
Finalmente, basta mencionar que el presidente Milei ostenta descendencia italiana: ambos abuelos paternos y la abuela materna.
No debemos sorprendernos porque de 45 millones y medio de argentinos, alrededor del 60% tiene antepasados italianos, la mayoría orgullosos de nuestro país, de sus bellezas, su historia y tradición, y están organizados en círculos de Italia, al igual que en Europa, Australia, África y los demás continentes.
INTERVENCIÓN DEL 08/04/25 DE LA DRA. MARÍA CHIARA PRODI

Gracias infinitas y gracias por esta ocasión de confrontación que me es particularmente valiosa.
Como ustedes saben, el Consejo General de los Italianos en el Exterior representa a las comunidades italianas en el extranjero ante todos los organismos que implementan políticas que afectan a las comunidades en el extranjero.
Y en el artículo 3 de su ley constitutiva se hace referencia a la opinión obligatoria sobre las propuestas del gobierno que conciernen a las materias de competencia de las comunidades italianas en el exterior.
Por tanto, saludo este encuentro que sin duda es sustancial porque trata temas fundamentales, pero también lo saludo como reconocimiento formal del papel institucional del Consejo General de los Italianos en el Exterior.
El Consejo General de los Italianos en el Exterior es la única institución de la República Italiana que tiene como base electoral también a descendientes de italianos. Somos un organismo de segundo nivel con 43 elegidos en el extranjero y 20 nombrados por el gobierno.
La base electoral de los elegidos en el extranjero contempla solo los Comités de Italianos en el Exterior, que son instituciones de primer nivel elegidas en las circunscripciones consulares, los cuales pueden a su vez cooptar a descendientes de italianos dentro del comité, así como asociaciones de migrantes que están, muy a menudo, compuestas por descendientes de italianos.
Hago esta premisa porque considero que en el ordenamiento jurídico italiano se ha tenido en cuenta la ósmosis entre los distintos niveles de nuestra identidad cultural y nacional en el extranjero, y que precisamente existe un punto de contacto que nosotros representamos entre los ciudadanos que ya tienen un pasaporte y los ciudadanos que tienen fuertes connotaciones y relaciones con nuestro país sin tener aún el pasaporte.
Es importante subrayar este nuestro rol también porque la ley nos reconoce de hecho —podría decir más poéticamente que no solo jurídicamente— la tarea de mantener viva una relación. Cuando una relación se ve puesta en crisis por una situación como la que se dio el 28 de marzo —de una situación extremadamente generosa respecto a la ley de ciudadanía a su radical opuesta, extremadamente restrictiva—, está claro que lo que me importa transmitir a todos ustedes es el sentido de desconcierto y asombro frente a este cambio de orientación radical.
Claramente, nuestro rol de representación es precisamente tratar de mantener el vínculo incluso cuando se toman decisiones difíciles, incluso cuando hay que explicar y acompañar. El instrumento del decreto ley, en la modalidad en que ha sido elegido, nos ha privado completamente de esta posibilidad.
Repito, una posibilidad que la ley nos reconoce: la de mantener una relación en ambas direcciones, entre el Estado y el ciudadano.
Lo que hemos registrado de inmediato es, ante todo, una preocupación por todos aquellos que tenían expedientes en curso, solicitudes de reconocimiento; la angustia de quienes ya tienen hijos nacidos y no saben si aún pueden registrarlos; y los interrogantes que, incluso pasada la primera parte emocional, permanecen absolutamente íntegros respecto a la lectura del decreto ley y del informe que lo acompaña.
Me gustaría subrayar algunos puntos.
El primero es que el Consejo General era plenamente consciente de la necesidad de una reforma, tanto que hizo de la ley sobre la ciudadanía uno de los tres objetivos prioritarios del primer semestre de 2025, junto con la seguridad del voto en el extranjero y los incentivos para el regreso.
Son los tres temas en los que hemos sentido, tanto en las comunidades como en las instituciones, la mayor urgencia.
Y por tanto, estamos aquí también para subrayar que en el tema de la necesidad de una reforma había consenso general en nuestro Consejo.
Lo que nos guiaba y nos sigue guiando —porque este semestre seguirá siendo fundamental para nosotros en la relación con todas las comunidades y con nuestros consejeros que las representan— es precisamente lo que se define como un vínculo efectivo.
Consideramos que este vínculo efectivo, más allá de los criterios que han sido identificados en el decreto ley, debe centrarse en el concepto que nosotros definimos como de ciudadanía consciente.
Es decir, esa ciudadanía que va acompañada de un conocimiento de la lengua y la cultura del país, de elementos de conocimiento también de la carta constitucional, de la vida civil del país, que permitan una integración completa en la comunidad a la que se solicita pertenecer.
Estos son temas que considerábamos y seguimos considerando fundamentales, y que no encontramos en el decreto ley. En cambio, encontramos algunas cosas que nos plantean interrogantes.
El primero es la radicalidad de la transformación del cambio. Unir el límite de dos generaciones y el inicio de la descendencia desde un nacido en Italia es extremadamente restrictivo.
Y no lo señalamos solo por una transformación que, claramente, restringe la base de beneficiarios de manera inesperada —y que somos nosotros quienes luego debemos comunicar y acompañar en todos los territorios con las dificultades que pueden imaginar— y con interrogantes verdaderamente concretos.
Pero lo decimos también porque, desde el punto de vista jurídico —y en esto agradezco el informe de acompañamiento al decreto ley— podemos leer la historia de la filosofía del derecho que ha acompañado las leyes de ciudadanía hasta ahora, pero el futuro efectivamente plantea una duda sobre la pertinencia de un marco coherente en la aplicación de las leyes de ciudadanía.
Me explico mejor. ¿Cuál es el estatus actual del ius sanguinis? Este decreto ley introduce el concepto de nacido en Italia, es decir, de una discriminación basada en la residencia.
Estos son elementos que pasan a formar parte de nuestro corpus jurídico y de jurisprudencia. Por tanto, es algo que se transforma de manera perenne, definitiva. ¿Y cuáles son los perímetros de esta transformación?
Esto nos interroga porque, siendo custodios de una relación, no somos capaces de colocar la cuestión en compartimentos estancos.
Nos son referidas y comprendemos las historias de esos padres que se encontrarían con un hijo italiano y un hijo no italiano; los paradojas que hemos podido constatar de senadores que no pueden transmitir la ciudadanía a su descendencia.
Este decreto ley nos plantea verdaderamente interrogantes, sobre los próximos meses, sobre la situación de quienes tienen solicitudes en curso —que obviamente deberán gestionarse—, sobre lo que se integra a nuestro sistema respecto a la ley de ciudadanía y que, fuera del perímetro considerado de necesidad y urgencia que requiere un decreto ley, permanecen en la estructura de nuestro derecho. Y no nos queda claro de qué modo formarán parte de manera definitiva.
INTERVENCIÓN DEL SENADOR ROBERTO MENIA DEL 08 ABRIL 2025
Solo unas pocas notas. He tenido oportunidad de encontrarme con la doctora Prodi también en una reciente audiencia en la tercera comisión, y obviamente se abordó este tema.
Entonces, de mi parte, la solicitud a la doctora Prodi es precisamente que proporcione observaciones críticas, es decir, sugerencias de enmienda por parte del CGE, Consiglio Generale degli Italiani all’Estero (Consejo General de los Italianos en el Extranjero que de alguna manera debe ser tribuna y embajador de lo que dicen las comunidades italianas en el mundo.
Debo decir, sin embargo, que todo debe hacerse, y por eso esto es una especie de llamado, con la debida y adecuada calma, por así decirlo.
Este decreto es cierto que ha asustado a algunos, pero hay serias razones por las que este decreto nació.
Me recuerdo a mí mismo y le recuerdo a la doctora Prodi —es más, fue simpático que en la tercera comisión, durante la audiencia, un componente del CGE se refirió precisamente a un proyecto de ley mío— que es el que, entre otras cosas, está depositado aquí y del que estamos hablando, y sugería una procedimiento de este tipo, aunque yo me limitaba, es decir, me refería a las tres generaciones, no a las dos.
Pero viendo qué cosa: viendo que el principio del ius sanguinis, mientras estuvo anclado a un mundo fijo como era en el pasado, tenía su sentido, su dignidad, su legitimidad incuestionable —y que aún tiene—, pero con las debidas correcciones.
Ahora, para que nos entendamos, dado que estamos entre personas que comprenden bien las cosas: el paradigma del ius sanguinis es que, si hoy aprobáramos las solicitudes de todos los potenciales reconstructores de ciudadanía —porque de eso se trata, de quienes llevan a cabo el procedimiento de reconstrucción de la ciudadanía—, entonces tendríamos potencialmente unos 80 millones de ciudadanos, más que los italianos que habitan en Italia. Lo cual es un paradigma evidente.
¿Y esto por qué? Porque mirando cinco generaciones hacia atrás, y tal vez con una progresión geométrica determinada por los hijos y los hijos de los hijos y así sucesivamente, se generan estos números.
Esto crea el hecho de que existe una población fuera de Italia que tiene raíces italianas, pero muchas veces —aunque nosotros hablamos, y también el profesor nos ilustró cosas hermosas, y yo también me emociono al ver a quienes hablan bien italiano y cantan nuestras canciones—, esa sigue siendo una parte minoritaria.
Digámonos la verdad: en comparación con el conjunto. Yo, por ejemplo, considero que es fundamental el conocimiento de la lengua hoy para una verdadera relación de ciudadanía.
Porque el paradigma es que se quiere uno afirmar como italiano sin saber una sola palabra del idioma italiano, sin conocer la lengua, sin conocer la historia de aquel antepasado lejano, sin saber —si se hiciera un examen de geografía— ni siquiera dónde se encuentra ese lugar.
Todo esto debe ser visto con realismo. Y entonces, por un lado, basta con el mercado indigno de las ciudadanías, que como se sabe, ha existido hasta hoy.
De hecho, con este decreto se interviene. Y luego sí, a los correctivos, porque yo personalmente también seré portavoz de correctivos, de enmiendas que considero útiles y necesarias.
Después sabemos que está en curso, además anunciado por parte del Gobierno, un proyecto de ley que es una cosa diferente, de mucho mayor alcance. Por lo tanto, hagamos los correctivos del decreto.
El deseo es —y lo pido al CGE, que no por casualidad está siendo escuchado— que se haga intérprete, portavoz y proponente de una serie de enmiendas.
Y veamos de llegar finalmente a una solución compartida de un problema sobre el cual era legítimo que el Gobierno interviniera también con un decreto, porque los requisitos de urgencia estaban absolutamente presentes, dado que esta explosión ya no representaba una realidad real de ciudadanos italianos en el extranjero.
Ahora, como usted sabe, señora presidenta del CGE, nosotros aquí todavía hablamos de cifras antiguas, pero ya estamos en 7.100.000 a enero pasado, por lo que hay una explosión geométrica. Gracias.
INTERVENCIÓN DEL DR. DANIEL TADDONE DEL 08 ABRIL 2025

Hola, buenos días a todos. Espero que me escuchen bien. Yo les hablo desde San Pablo, Brasil. Como bien saben, es una de las ciudades del mundo que cuenta con una cantidad muy significativa de oriundos italianos, así como en todo el centro-sur de Brasil.
Y esta es una comunidad muy numerosa, obviamente los números no son exactos, pero se habla de 30 o 40 millones de descendientes.
Y quiero obviamente dar una contribución a esta audiencia, un poco también, digamos, personal, con características personales.
Y pido disculpas porque no tengo mucha familiaridad con estas sedes formales del Senado, etc., así que pido disculpas si hago algo que no debía hacer.
De todos modos, creo que es importante recordar obviamente nuestra inmigración, aunque pueda parecer un poco, quizás, empalagoso, o con otro adjetivo que podamos encontrar.
Pero creo que también es un deber, porque incluso después de tantos años, en nuestros países aquí en Brasil, en Argentina, en Uruguay, también en Australia, en Estados Unidos, el amor por Italia —aunque sea una idea de una Italia que tal vez ya no exista— es algo muy presente.
Está presente en nuestra vida cotidiana, aunque muchos no hablen el idioma italiano, o lo hablen perfectamente, o menos perfectamente, o tal vez nada. La idea de italianidad está muy presente.
Está presente en nuestro cotidiano, está presente en el momento en que vamos a una consulta, a una visita médica, y la secretaria ve nuestro apellido italiano y dice: “Ah, ¿usted también es descendiente de italianos? Mi abuelo era del Molise, mi abuelo era de Calabria…”
Y obviamente, como decía, quizás es una idea muy personal, muy emotiva de la situación, pero es importante que Italia no olvide este patrimonio que existe aquí en nuestras sociedades de la diáspora, porque este patrimonio es mucho más amplio de lo que tal vez los italianos en Italia puedan comprender.
Y ese orgullo de ser descendientes de italianos está muy presente en todas nuestras situaciones cotidianas, desde las más simples hasta las más complejas, como dijo el doctor Marino Monaco.
Pido disculpas —que habló un poco sobre las comunidades italianas en Argentina—, yo hablo un poco de las de Brasil.
Por ejemplo, aquí a mi lado está mi diploma universitario de la Universidad de São Paulo, que es la universidad más grande de América Latina en número de estudiantes.
También en el ranking de universidades, la Universidad de São Paulo, por ejemplo, contó en su inicio con la presencia, como profesores, de muchos italianos. Uno de ellos, por ejemplo, Giuseppe Ungaretti.
En los últimos seis rectores de la Universidad de São Paulo, tres tienen orígenes italianos. La persona que firmó mi diploma, ya en el lejano 2003, fue Adolfo Melfi, que tiene orígenes lucanos.
Y luego muchos otros que vinieron después, y el actual rector de la Universidad de São Paulo es el profesor Carlotti. Entonces, este patrimonio existe y debería ser muy valorado por Italia también en el sentido de su soft power en el mundo.
Porque, mientras España, Portugal, el Reino Unido, Francia han tenido colonias y han difundido su idioma y su cultura en el mundo —también aquí en Brasil, donde hablamos como lengua nacional el portugués; en los demás países de América Latina, el español, y así sucesivamente—, Italia no logró tener sus colonias propiamente dichas en el sentido más estricto de la palabra.
Pero la idea del colonialismo migratorio, al final del siglo XIX y luego al inicio del siglo pasado, fue una política muy presente en Italia. Y esto se realizó también con la ley de ciudadanía.
Y muchas, muchas, muchas personalidades destacadas de nuestra historia italiana como Leone Caetani, Sidney Sonnino, Francesco Saverio Nitti, Luigi Einaudi, todos ellos apostaron por el colonialismo migratorio.
Y las leyes de ciudadanía de Italia, tanto el código civil de 1865 como la ley del 12, quisieron —el legislador quiso— que fuera así, que la ley de ciudadanía previera un vínculo persistente con su diáspora. Entonces, la voluntad del legislador era mantener este vínculo persistente en el tiempo.
Y también en 1992, si debemos llegar a la ley actualmente en vigor, el legislador en ese momento quiso mantener este principio del vínculo persistente. Porque —cito textualmente— “el mantenimiento del vínculo jurídico pero también cultural y sentimental construido por la ciudadanía.”
¿Y por qué hago esta introducción? Porque es esencial que se comprenda que las leyes de ciudadanía que han tenido su efecto en el tiempo, por el principio tempus regit actum, han sido consecuencias queridas por el legislador y no casuales.
Entonces, lo que es importante comprender —además del hecho de que las leyes no deberían disponer para el pasado, sino solo para el porvenir, y esto es lo que prevé nuestro código civil de 1865, luego el de 1942 aún vigente— es que este decreto ley, lamentablemente, no lo respeta. Porque quiere simplemente volver al pasado y transformar a una enorme cantidad de personas en no italianos.
Y este patrimonio del que hablaba —y aquí, obviamente, quizás no lo puedan ver—, pero con orgullo tengo aquí un suplemento de la Illustrazione Italiana donde dice: “El estado de São Paulo donde viven un millón de italianos.” Este es un original de 1911 del que me honro de ser hoy el propietario.
Aquí tengo un libro enorme, este libro que pesa más de 10 kg, con más de 1.000 páginas: Il Brasile e gli Italiani. Y este libro tiene una enorme cantidad de datos y de patrimonio que Italia no puede olvidar.
Obviamente —y ahora quiero hablar del decreto también en una situación aún más personal—, yo soy un italiano de segunda generación. Tengo una hija de 9 años que es italiana. Se llama Filippa. Mi esposa también es ciudadana italiana. Somos tres en nuestra familia.
Pero si queremos aumentar nuestra familia y tener otro hijo, los senadores y otras personas que han leído este decreto ley saben que yo ya no podré transmitir mi ciudadanía a un nuevo hijo, porque soy de segunda generación.
Entonces, mi nuevo hijo, aún no nacido, sería un bisuesto de un italiano nacido en Italia, de italianos nacidos en Italia.
Y nunca tuve la posibilidad de vivir dos años ininterrumpidos en Italia. He vivido dos períodos, pero nunca llegando a los dos años ininterrumpidos. Y como pueden ver, hablo italiano.
Y obviamente estas situaciones, estos casos, son muchos. Entonces, ¿cómo puede un decreto ley, de la noche a la mañana, simplemente cancelar mi posibilidad de transmitir mi ciudadanía italiana a un nuevo hijo?
¿Les parece realmente justo? ¿Les parece hacer de la ciudadanía italiana una cosa seria y prohibirme transmitir mi ciudadanía a un hijo aún no nacido?
Yo, lamentablemente, no tengo la posibilidad de vivir dos años en Italia, porque estos cambios son cosas complicadísimas. Yo aquí tengo mi trabajo, mi vida, y pienso quedarme aquí, porque la idea del territorio en la ciudadanía italiana nunca ha existido.
Ese apego al territorio nacional nunca ha estado presente en la ley de ciudadanía italiana. El legislador nunca lo quiso, ni en 1865, ni en 1912, ni en 1992.
¿Cómo podemos ahora simplemente hacer un giro de 180 grados de la noche a la mañana?
INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO WALTER PETRUZZIELLO DEL 07 ABRIL 2025

Buenas tardes Presidente, buenas tardes a los senadores. Soy Petruzziello, vengo del Brasil. Nacido en Italia sin problemas, por lo que el decreto no podria causarme algún daño por ahora.
Tendrán que disculparme mis colegas aquí sentirán otra vez lo que yo vengo diciendo en estos últimos dos días y desde el viernes pasado. Además de la sorpresa de que todos nosotros estamos realmente sorprendidos con este decreto que nos llega así de inmediato.
Luego, no sé si no he entendido todo del decreto. Lo he leído así, como he visto también la entrevista del ministro Tajani.
Pero hay grandes incongruencias, grandes peligros en este decreto. En mi opinión, este decreto no fue hecho, digamos así, perdónenme la expresión, con la cabeza, realmente mirando a lo que el decreto debía hacer.
Tenga presente, Presidente, que hemos llegado a una situación muy rara de que los consulados y embajadores, hablo por ahora del Brasil, porque después no conozco otros países, pero veo todas las publicaciones de la embajada del Brasil, de los consulados y embajadas suspendiendo la transcripción de los actos de los hijos de ciudadanos ya reconocidos.
Porque según ellos, ese no es de segunda generación. En estos casos, estamos diciendo que el decreto o la ley que serà aprobada después, cancela a todos los ciudadanos que ya tienen derecho a este reconocimiento de la ciudadanía.
Porque la ley decía que son ciudadanos desde su nacimiento, y no desde la aprobación del decreto o de cualquier otra ley. La ley era clara, la de 1912 y la de 1992. Y esto nos sorprende mucho.
Creo que hay que hacer algo. No soy de los que piensan, no, no, dejemos así, somos el país que tiene más beneficio, en estos casos, por ius sanguinis. Y quizás talves hay que hacer algo.
Pero debemos hacerlo con la cabeza, con calma, pensando en concierto con la CGE, y quizás con otros personajes que puedan ayudar. Recuerdo cuando el senador Menia nos presentó su propuesta de ley.
Hoy, tengo nostalgia de esa ley del senador Menia. Tengo casi la nostalgia de esa propuesta.
Porque en este decreto necesitamos enmiendas. Nosotros no lo hacemos, no podemos hacerlo, pero yo apelo al senador, como lo hice a la Cámara de Diputados, a pensar bien en los que ya son ciudadanos.
Porque aunque la ley prevé algunas restricciones, no puedo decirle a un padre que no puede registrar a su hijo, ya que fue es reconocido ciudadano italiano.
¿Podemos hacer algo? Creo que sí, podemos hacerlo. Pero no podemos, de un día a para otro, cancelar a ius sanguinis, porque este decreto es una cancelación definitiva de ius sanguinis. En poco tiempo, nadie más podrá ser italiano.
A menos que, como dice el decreto, no venga a estar dos años en Italia, y creo que es una una exageración. Cada 25 años demuestrar una conexión con Italia, votando o viniendo a Italia. Creo que uno debería manifestarse mucho antes de 25 años para continuar siendo italiano.
Entonces, en nombre de los descendientes. Yo sé que el número asusta. Cuando digo que en Brasil hay 30 millones de descendientes, pero no tengas miedo, porque 30 millones nunca van a conseguir la ciudadanía italiana, y 30 millones nunca van a venir a Italia a pedir salud o algo así. Por eso, en nombre de estos 30 millones, yo apelo al Senado.
Hagan alguna enmienda que se pueda garantizar a esta gente que tiene su derecho. Hago un ejemplo, Senador Menia, si me permite. Se hablaba también de otros casos. Por ejemplo, quienes ya han enviado los documentos a consulados son garantizados. Perfecto.
Pero, Presidente, le digo solo una cosa. En Brasil, y hablo específicamente de Brasil, los consulados no podían responder a las necesidades, a las peticiones de las personas. ¿Saben qué han hecho? Han creado una lista de espera. Ah, usted quiere la ciudadanía italiana?, ok. No, no, los documentos ahora no.
Yo pongo su nombre aquí en la lista de espera. Entonces, ¿cómo se llama? Ok, usted es número 70.427, y llegamos al número 100.000, y están llamando el numero 70.000.
Entonces, quiere decir que los otros 30.000 que están en la lista de espera, que ya no existe , gracias a Dios, que se retiraron hace dos o tres años, que son 30.000 que se han inscrito, no hace seis meses, no hace un año, sino hace ocho años, diez años, doce años, que están esperando ser llamados, a ellos les decimos, adios, has perdido el tren. Pero no lo ha perdido porque no lo ha querido.
Lo ha perdido porque la autoridad administrativa, diplomática no era capaz de dar la respuesta a esa petición.
Es solo esto que yo hago el apelo al Senado. Gracias, Presidente.
Para finalizar
En el debate sobre la nueva ley de ciudadanía italiana, los tres ponentes expresaron posturas firmemente críticas al decreto.
- El alcalde Camillo De Pellegrin critica el modelo actual de ciudadanía italiana por descendencia, al considerar que permite a los descendientes venir a Italia por poco tiempo, obtener el documento y luego marcharse. Defiende que la ciudadanía no debe ser un regalo ni un trámite rápido, sino un derecho ligado a un vínculo real, estable y permanente con el territorio. Además, sostiene que deben impulsarse políticas para favorecer el retorno de quienes realmente deseen integrarse a la comunidad italiana, evitando que el sistema se transforme en un negocio sin sentido de pertenencia.
- Salvatore Laganà está en contra del Decreto Ley 36/2025. Aunque admite que el Tribunal de Venecia está desbordado por la cantidad de juicios de ciudadanía, cree que este decreto no es la solución. Según él, intenta arreglar un problema real, pero lo hace de la peor manera: quitando derechos que ya estaban reconocidos y cambiando reglas básicas de la justicia.
- El Dr. Michele Mónaco se opuso a cualquier límite numérico o temporal para el reconocimiento por iure sanguinis, advirtiendo que se trata de un derecho imprescriptible protegido por la Constitución.
- La Dra. María Chiara Prodi cuestionó la radicalidad del decreto, especialmente la restricción a dos generaciones y el requisito de haber nacido en Italia, proponiendo en cambio fortalecer el vínculo con Italia a través de una ciudadanía consciente basada en lengua, cultura y valores cívicos.
- El senador Roberto Menia manifestó su apoyo al decreto ley que busca limitar el acceso automático a la ciudadanía italiana por descendencia, señalando que la situación actual ha generado una “explosión geométrica” de solicitudes que desvirtúa el vínculo real con Italia.
- Por su parte, el Dr. Daniel Taddone rechazó de forma contundente el decreto, señalando que rompe con la tradición jurídica italiana y borra de un plumazo a millones de descendientes legítimos, afectando incluso a familias donde un hijo podrá ser italiano y otro no.
- El consejero Walter Petruzziello expresó su preocupación por las incongruencias y los peligros que conlleva este decreto, señalando que afecta negativamente a quienes ya tienen derecho a la ciudadanía italiana, especialmente en países como Brasil. Critica la falta de planificación y la forma apresurada en que se presentó el decreto ley, y hace un llamado al Senado para que introduzca enmiendas que garanticen los derechos adquiridos de los descendientes de italianos.
Sin duda, que las perspectivas de quienes representan a los italianos en el exterior no solo aportan datos y argumentos jurídicos, sino también el peso de una memoria colectiva y de una identidad compartida que trasciende fronteras.
Las intervenciones en el Senado reflejan el deseo profundo de millones de descendientes de italianos de mantener vivo el lazo con la tierra de sus orígenes.
En este contexto de cambios legislativos, estar informados y al tanto de cada debate no es solo una cuestión de trámite, sino un acto de pertenencia.
Porque lo que está en juego no es solo una ciudadanía: es una historia que merece ser reconocida, valorada y protegida.
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